Mientras observaba las rondas preliminares de los Juegos Olímpicos, me detuve a reflexionar sobre la cantidad de tiempo y energía que cada atleta debe invertir en su disciplina para alcanzar el nivel de éxito necesario para competir en los Juegos Olímpicos. Ya sea en un deporte individual o en un esfuerzo en equipo, las habilidades, conocimientos y experiencia necesarios parecen abrumadores.
En el entorno laboral, puede haber proyectos de gran envergadura que solo pueden abordarse con un esfuerzo conjunto del equipo. Ya sea un equipo ya establecido o una unidad recién formada, estos equipos deben no solo conocer su función en el equipo, sino también comprender el resultado deseado. Luego, deben interactuar de manera exitosa con los demás miembros para alcanzar la "cima del podio".
Antes de intentar enseñar algo nuevo a un equipo, hay tres elementos críticos que deben considerarse para cada miembro del equipo:
1. Apertura y disposición para aprender.
2. Habilidades básicas para llevar a cabo el proyecto.
3. Conocimientos básicos de las tareas necesarias para alcanzar las metas.
En un entorno de equipo, no todos los miembros tendrán el mismo nivel de experiencia en las tres áreas al mismo tiempo. Por lo tanto, es importante poder avanzar como equipo mientras se ayuda a cubrir las áreas de conocimiento que puedan estar faltando.
Sin embargo, existe un aspecto que debe ser inherente en las mentes y corazones de todos los miembros del equipo: la apertura y disposición para aprender. Cada miembro del equipo debe demostrar que está listo para enfrentar nuevos desafíos, incluso en medio de la duda. Para que el equipo logre el éxito, es necesario estar dispuesto a cometer errores y tener cierto nivel de aceptación de riesgos. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las habilidades se pueden enseñar y el conocimiento se puede adquirir con el tiempo. Sin embargo, la disposición y apertura para recibir nueva información, coaching y retroalimentación para mejorar radica directamente en el corazón de cada miembro del equipo. La motivación o la chispa individual no se pueden fabricar.
Una vez que se tenga una idea clara de dónde se encuentran cada uno de los miembros del equipo en relación con estas tres áreas críticas, se puede pasar al siguiente paso de enseñarles o brindarles entrenamiento. Para comenzar a impartir conocimientos, es importante comprender los tres tipos de estilos de aprendizaje.
Los miembros de tu equipo pueden ser aprendices kinestésicos, auditivos o visuales. El estilo de aprendizaje dominante será el canal a través del cual se debe transmitir la información y enseñar nuevas habilidades. ¿Son los miembros de tu equipo personas que aprenden haciendo, necesitan manipular objetos para aprender? ¿Son auditivos, necesitan escuchar la información de diferentes maneras para asimilarla? O, ¿son aprendices visuales, necesitan herramientas y señales visuales para motivar su aprendizaje?
La entrega de entrenamiento, coaching y educación debe ser variada y adaptada al estilo de aprendizaje de cada estudiante siempre que sea posible. Es importante tener en cuenta que todos los miembros del equipo no aprenden al mismo ritmo y que algunos pueden necesitar apoyo adicional en el camino.
Al final, el éxito del equipo dependerá de las metas compartidas y del marco temporal establecido. Si cada miembro del equipo trabaja con el objetivo en mente, tendrán una mejor oportunidad de alcanzar el éxito. Es importante permitir que el equipo establezca límites y consecuencias individuales, y establecer un plan de responsabilidad claro.
Los factores de personalidad también deben tenerse en cuenta al preparar al equipo para metas más elevadas. Ya sea utilizando la prueba DISC® de Myers-Briggs® u otra herramienta de personalidad para comprender mejor cómo comunicarse con cada miembro del equipo, es vital que todos entiendan el estilo de los demás para obtener los mejores resultados.
Los factores externos y las políticas internas también complican las dinámicas de aprendizaje en equipo. Si no se monitorean las fuerzas externas que pueden desviar al equipo, no se estará preparado para modificar la estrategia. Las políticas internas también juegan en contra, ya que los miembros del equipo buscan ascensos